Por: Asdrovel Tejeda
Los de la verdad, los inmarcesibles perfectos dentro de lo marchito de sus postulados, los hegemenones de creencias verticales en perenne comunicación con leyes físicas universales, a quienes Stephen Hawking consulta modoso, para entender las particularidades gravitacionales de hoyos negros y sus paradojas.
Los inventores de honestidad al granel vendida en el carrusel de sus creencias perfectas que venden con el dejo sempiterno del auxilio de lo alto que ocultan en la pequeñez de su estatura.
El país es una consecuencia de la patria donde todos estamos incluidos, amémosla o no, participemos o no con nuestros requisito ciudadano que nos obligan a ser consono con la condición donada por el camino de la sangre.
Pretender, como algunos, alejados de la verdad que debe primar en su condición de comunicadores o más, en su condición de profesores, los que obligados por el llamado de lo que enseñan, son los encargados de preparar el futuro de la mano de los discípulos que miran al mañana con los ojos que aprenden en las aulas. Los profesores, en todas las culturas, son los encargados de abrir las puertas que llevan a los puentes. Ellos tienen la llave de lo que será, cuando deba ser. Si no son capaces de entenderlo, serán los sepultureros de la sociedad.
En una democracia deben existir, como existen, diferentes gremios, pero no pueden los gremios, en ningún concepto, estar ni por debajo de la ley general, ni por encima. Este introito obedece a la situación de que el departamento de educación, conociendo de cientos de » profesores» a nivel nacional robando no sólo el dinero del pueblo, pero también, los sueños de muchos/as que creyendo en su condición de servicio confiaron en su criterio, abordados en la membresía de un aparato que por encima del país, entienden que denunciar un acto irregular es «chivateo» no una responsabilidad ciudadana de gonadas y compromiso civil, de y, sobre todo, la condición primaria del que enseña con vocación de lverdad.
Las sociedades, cualquiera sean, estarán cimentadas en los hombros de los profesores y maestros, ellos serán la la brecha de la verdad o la mentira.
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