La escalada de tensión en el este de Europa acaba de desbordarse. El presidente ruso, Vladímir Putin, ha anunciado esta madrugada “una operación militar especial” en la región ucrania del Donbás. El objetivo, según el mandatario ruso, es desmilitarizar el país, aunque el ataque contra la exrepública soviética se asemeja cada vez más a una invasión a gran escala. Este es el relato de los ataques en mapas:
Las tropas rusas están cruzando la frontera en varios puntos de Ucrania, según ha confirmado el Ministerio de Interior de la antigua república soviética. El ataque ha comenzado minutos después de que el presidente ruso, Vladímir Putin, anunciase una “operación militar especial” en la región ucrania del Donbás.
La ofensiva, que ha empezado desde Odessa y Crimea, ha dejado ya fuertes explosiones en las regiones de Sloviansk, Kramatorsk, Járkov e incluso Kiev. También se han registrado deflagraciones en las regiones separatistas de Donetsk y Lugansk, cuya independencia reconoció el Gobierno ruso el pasado lunes.
De acuerdo con el servicio de emergencia estatal ucranio, se han alcanzado 10 regiones en el este y el sur del país. El Ministerio de Defensa ruso afirma estar usando “armas de alta precisión” para inutilizar la infraestructura militar. El Gobierno ucranio declaró este miércoles el estado de emergencia y cerró los aeropuertos de Jarkov, Zaporiya y Dnipro.
Putin consumó el pasado lunes por la noche el reconocimiento de las autoproclamadas repúblicas populares de Donetsk y Lugansk, tal y como le había solicitado días antes la Duma, y envió tropas a la zona bajo control separatista de la región del Donbás.
La guerra en este de Ucrania dura ya ocho años. En marzo de 2014, Rusia se anexionó, tras un referéndum que la comunidad internacional consideró ilegal, la península de Crimea y ofreció apoyo militar y económico a los separatistas del Donbás. Un mes después, estos proclamaron su independencia de Ucrania, lo que precipitó el inicio del conflicto que desde entonces ha dejado más de 14.000 muertos.
La contienda ha dejado el Donbás dividido en dos áreas separadas por la línea del frente: la zona controlada por los separatistas respaldados por Rusia, en la frontera con ese país, y la que sigue bajo dominio de las Fuerzas Armadas de Ucrania, en el oeste. Los separatistas reclaman todo el territorio de Donetsk y Lugansk, pero solo controlan un tercio —unos 10.400 kilómetros cuadrados según la Organización de Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE)—.
Rusia comenzó en noviembre a acumular tropas y armamento junto a su frontera con Ucrania. La consultora Rochan Consulting, que ha estado monitorizando el despliegue, calculaba el 27 de enero que más de 100.000 soldados rusos estaban ya desplegados cerca de la frontera. Los últimos movimientos de Rusia y el inicio de lo que Rochan califica como “una nueva fase”, en la que las unidades están pasando de congregarse en puntos de reunión a actuar en zonas de maniobras más dispersas, complica ahora seguir y cuantificar los destacamentos en el terreno. De acuerdo con “fuentes occidentales” citadas por la británica BBC, dos tercios de estas tropas rusas se encuentran ahora a menos de 50 kilómetros de la linde con el territorio ucranio.
Además de los soldados desplegados junto al confín con Ucrania, Moscú mantiene a 30.000 soldados, armamento pesado y aviones y helicópteros de combate en Bielorrusia.
El embajador de Estados Unidos ante la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), Michael Carpenter, calculó el viernes que entre las tropas rusas instaladas junto a la frontera ucrania, las que Moscú mantiene en Crimea y las desplegadas en Bielorrusia, el Kremlin puede tener sobre el terreno a entre 169.000 y 190.000 militares en Ucrania y sus cercanías. A ese importante despliegue, hay que sumar los alrededor de 2.000 militares que, según datos del think tank polaco Warsaw Institute, Moscú mantiene en Transnistria, una región cuya población de lengua y cultura rusa declaró su independencia de Moldavia en 1990.
Fuente: El Pais.com
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