Por: Frank Casado
Recientemente se han producido distintos hechos de violencia en el Liceo José Núñez de Cáceres que han llamado la atención de la opinión pública de esta provincia y que se han hecho eco algunos medios nacionales. Uno se pregunta si son solo hechos aislados, o es parte de la cotidianidad en centros educativos públicos y privados.
Los hechos de violencia en escuelas públicas difundidos en las últimas semanas a través de las redes sociales y medios de comunicación, y que han causado alarma y consternación, serían los ecos de una violencia que se vive a puertas afueras de los centros educativos, en los hogares y calles de los barrios y distintos sectores del país. ¿Quién no recuerda las pequeñas discusiones entre compañeros de clase que terminaron en una visita a la oficina del director de la escuela? Tales diferencias, a veces, son parte del crecimiento y traen consigo la disciplina adecuada, una llamada al hogar y un informe en los registros de la escuela como un incidente menor.
La violencia en los centros educativos es cotidiana, violencia verbal, bullying-acoso y violencia física están presentes en las relaciones entre estudiantes-estudiantes, docentes-estudiantes, padres/madres-estudiantes y equipo directivo-estudiantes. Pero, entendemos que, el hecho de que la violencia desde sus distintas manifestaciones sea parte de la cotidianidad no debe normalizarse, sino que por el contrario debe servir para tomar medidas e intervenir para erradicarla.
Veo algunos comentarios en las publicaciones que se han hecho de la situación ocurrida ayer o de otras anteriores y de verdad que me siento más preocupado, estudié allí y situaciones como la de ayer, las viví y siempre a sido igual, con estudiantes, excelentes unos y otros no tanto, de todas las zonas del municipio y de diferentes costumbres. Los docentes siempre han dado todo y más para que esos jóvenes saquen lo mejor de la educación y formación que le brinda el Estado, pero créanme no es fácil cuando las familias no cooperan.
El Núñez de Cáceres tiene una matrícula de más de 700 estudiantes; y tan solo 15 o 20 padres asisten a las reuniones a que son invitados, los más preocupados por sus hijos, que en la mayoría de las veces, esos son los estudiantes de menos preocupación. Muchos llegan a decir que ellos no pueden con sus hijos que los profesores hagan algo. Entonces pregunto ¿el problema es el Centro Educativo?.
Yo no soy un experto en salud mental, en lo absoluto, pero cómo estudiante que fuí en este centro docente, he visto que la prevención y el control estricto ayuda a disminuir los episodios de violencia, la expulsión inmediata de los estudiantes involucrados en peleas masivas ( claro, después de la investigación y establecer responsabilidades), creación de la policía escolar en los centros educativos es fundamental; capacitar a los maestros y todo el personal escolar para detener este tipo de situaciones, ya qué es común ver que estas peleas se desarrollan y no hay nadie del personal escolar para detenerlas, y poner atención a los reclamos de los alumnos si sufren acoso, provocación o bullying, tomando las medidas necesarias, así cómo el aumento de personal de salud mental según el tamaño del centro educativo y establecer cómo meta el promover un ambiente de fraternidad y compañerismo.
Son penosos, la verdad, los videos que circulan en la República Dominicana de este tipo de casos, el más reciente fue ayer, en el Liceo José Núñez de Cáceres, donde tuvo que intervenir la policía nacional y el servicio de emergencias 9-1-1, en el que se ven jóvenes uniformados involucrados en una pelea qué más parecía una pelea de bandas qué una disputa entre estudiantes, y ese es uno de muchos casos.
Se dice qué los jóvenes son el futuro, pero si ese es el futuro qué nos espera, entonces veremos más personas disparando a otros por un roce entre vehículos, a más vecinos disparando a quema ropa por utilizar el parqueo del vecino, a más choferes de carros del concho sacando bates y machetes de los baúles peleando por un pasajero, más violencia intrafamiliar o peor aún, veremos la muerte de un estudiante en alguna de esas peleas.
El objetivo principal de cada centro educativo debe ser promover la cultura de paz en las escuelas y que estas puedan crear sus propias guías de convivencia que les permitan prevenir e intervenir oportunamente.
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