Sin lugar a dudas y, aunque cueste a muchos creerlo y/o comprenderlo, la humanidad está asistiendo a la mayor transferencia de riquezas de la historia, el denominado «gran salto», la nueva Revolución Industrial. Realmente está ocurriendo un gran movimiento frente a nuestros ojos, la blockchain (cadena de bloques) está en marcha y llegó para replantear todo.
La industria artística cuenta con una poderosa herramienta y, de hecho, la misma está haciendo un trabajo fenomenal. Los NFTs (siglas en inglés de tokens no fungibles) están arrasando y no son pocos los que se han vendido por cientos, miles o millones de dólares, generalmente estimados sobre las criptomonedas Ethereum, Solana, Binance Smart Coin, entre otras.
Pintores, músicos, cantautores, dibujantes, fotógrafos, editores audiovisuales, escultores, diseñadores y cualquier clase de artista capaz de digitalizar sus obras puede incursionar en el mundo de los NFTs. Famosos alrededor del mundo están facturando cuantiosas sumas de dinero y, no solo ellos, gente antes desconocida ahora ha logrado vender su arte y puede llegar a todos los rincones del planeta.
Un NFT es una criptomoneda única en su especie, no divisible y cuyo número de existencia puede ser una o pocas. Los NFTs operan en la blockchain, bien sea en la red de Ethereum u otras. Una obra de arte puede digitalizarse y convertirse en NFT a través de un smart contract (contrato inteligente). Existen diversas plataformas online para crear, comprar y vender NFTs, una de las mas famosas o conocidas es Opensea.
Algo interesante en la nueva tecnología es que los derechos de autor están a salvo, conservandose aun después de cualquier venta y, por ende, generando ganancias si se produce reventas. Ese sello distintivo es una de las grandes bondades de la blockchain y los smart contracts, una especie de título de propiedad.
Marcas comerciales reconocidas están incursionando en el mercado de los NFTs, algunas de ellas son Coca Cola, Pringles, Louis Vuitton, Dolce y Gabbana, Gucci, Prada, Pizza Hut, Taco Bell, MGA Entertainment, AMC, Charmin, Nike, Adidas, entre otras. Museos, casas de subastas, servicios postales, equipos deportivos y videojuegos no quieren quedarse fuera, siendo estos últimos lo mas interesados y envueltos en el asunto. Las redes sociales Twitter, Facebook e Instagram están dando pasos en la misma dirección.
En ciertos círculos se habla de la posibilidad de «gran burbuja» pero, realmente, se trata de un negocio que se está estableciendo exitosamente y del cual muchas mentes brillantes de las inversiones están hablando. Cuando alguien que sabe hacer dinero le pone atención a algo es porque le ve potencial.
Un NFT es una obra de arte digital, virtual o no necesariamente existente en el mundo físico. El coleccionismo tradicional se está moviendo a esa modalidad. Mas allá de la simple tenencia, una característica que llama la atención es la utilidad que puede darse al activo: identificador, titulo de propiedad, llave de acceso a lugares y eventos, entre otros.
Los NFTs están hermanados con el metaverso, otro segmento revolucionario que redefinirá el Internet y las redes sociales.
Cualquier interesado debe hacer su propia investigación. Invertir comprando NFTs para revender conlleva riesgos, tal como los tiene cualquier inversión. Existen millones de NFTs y, lógicamente, sobrada competencia. El éxito de un artista vendedor requiere talento, algo de suerte, un buen ojo y una cartera abultada del otro lado, alguien dispuesto a pagar lo que se pide.
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