La identidad de cada país, como proceso dinámico, se va construyendo a través de las hazañas realizadas por sus héroes, por la geografía que los caracteriza y, por el aporte que hacen sus hombres y mujeres al arte y al deporte. La Literatura es una de las principales manifestaciones del arte que logra inmortalizar el espíritu de cada nación de la mano de los escritores, especialmente de aquellos que dirigen sus versos a la patria que los vio nacer, de esos que llevan a los lugares más apartados del planeta la belleza de su región, de los que dibujan con el pincel del alma las penas y las alegrías de sus hermanos, de esos que describen la blanca arena, los altos riscos y los helados inviernos. Reconocer a aquellos que van por el mundo plasmando su grito en hojas sueltas, soñando que en un solo poema cabe su tierra, es una acción, que dice más de una sociedad que del mismo poeta.
La designación de Poeta Nacional es una alta distinción otorgada a un escritor que representa los más nobles ideales de su gente, tal galardón es producto del aporte realizado a las letras de aquel autor a su país. Entre los escritores dignos de resaltar con esta condición es el estadounidense Walt Whitman, autor de Hojas de Hierba, considerado por los expertos como un poeta de la anunciación, del futuro, pero también de un presente para ser nombrado, interpretado, exaltado y descubierto por sus lectores. Whitman es poseedor de un estilo auténtico, quien tuvo la valentía de tratar temas controversiales para la época, además, se distinguió por su oposición a la extensión de la esclavitud. Con sobrada razón, Whitman, ha sido descrito como el padre del verso libre, como el primer poeta de la democracia estadounidense y como el precursor de la poesía moderna; en su poema Carpe Diem, el poeta nos exhorta a luchar por nuestros sueños, a aprovechar el día presente tratando de ser felices y a que creamos, que las palabras y la poesía realmente pueden cambiar el mundo. Por su excelente producción literaria, ha ejercido una gran influencia en los poetas de su tiempo y de la actualidad.
En Cuba, la isla de mayor extensión del caribe, sobresale la figura de Nicolás Guillén como Poeta Nacional, hijo de una familia con un elevado nivel cultural y social, analista de la realidad cubana y del caribe, autor de Motivos de Son. Por su obra ligada a las tradiciones afrocubanas es considerado el máximo representante de la denominada “poesía negra” centroamericana y una de las principales figuras de la isla. La situación política de su país lo había convertido en un exiliado, que en su patria fue condenado a prisión por la dictadura. Guillén vivió en parís, pero en el año 1959 estando en Buenos Aires se enteró del triunfo de la Revolución Cubana y de inmediato regresó a su tierra.
En nuestro país sobresale el escritor Pedro Mir Valentín, abogado, profesor, historiador, ensayista, además de ser parte fundamental de Los Independientes del 40; por sus méritos fue seleccionado por el Congreso Nacional, en el año 1984, como Poeta Nacional dominicano, esencialmente por su sensibilidad patriótica. Su mejor poema Hay un país en el mundo lo escribió mientras estaba en el exilio cubano, cuando la dictadura de Trujillo se le hizo insoportable. Este hijo del caribe en su emblemático poema describe a la República Dominicana de manera magistral, enumerando casi con frenesí, sus riquezas naturales, pero al mismo tiempo, con gran indignación y amargura, la terrible situación en la que se encontraban los campesinos sin tierra, evidenciándolo en sus versos Faltan hombres y falta una canción/ Este es un país que no merece el nombre de país/ Es un país pequeño y agredido/Triste y torvo.
Tres Poetas Nacionales, tres gigantes de nuestra América, todos vivieron en una época en la que predominaba el uso del verso medido, sin embargo, ellos impusieron el del verso libre, en un tiempo en que las voces disidentes eran silenciadas por sistemas autoritarios, ellos levantaron sus voces afirmando sus ideales de libertad, en un período en el que muchos olvidaban a su patria natal, ellos demostraron un inmenso amor a su tierra. En fin, Walt Whitman, Pedro Mir y Nicolás Guillén se han constituido en paradigmas a seguir, por lo que, es necesario que los lectores y los poetas vivos dirijan una mirada hacia atrás para continuar el legado de nuestros poetas muertos en beneficio de esta sociedad que requiere acciones que estén acordes con el ejemplo, porque solo así, el canto que hoy se le hace a la patria retumbará en el tiempo y a través de los tiempos, como hoy lo siguen haciendo nuestros Poetas Nacionales.
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