El escritor ruso León Tolstoi nos hace reflexionar como debería ser la vida, en su novela la muerte de Iván Ilich; ‘’La vida debe transcurrir de manera fácil, agradable y decorosa’’. En los planes de todo gobernante o del que aspira a gobernar, dirigir un gobierno central, local, o quienes aspiran a un cargo electivo, debe primar la forma en que debe vivir cada uno de las personas a quien le sirve, que han puesto su confianza para dirigir los destinos de una nación.
La creación de políticas públicas transformadoras de realidades es el eje central de todo gobierno. Políticas que permitan a los ciudadanos vivir como dice Tolstoi a través de Iván Ilich:
FÁCIL: Que tengan igualdad de condiciones para estudiar. Que al estudiar existan oportunidades de empleo para convertir el saber en conocimiento. Que en las ciudades y los campos las personas no tengan que migrar ya que tienen allí las escuelas, las empresas, las vías de desarrollo que le permitan crecer económicamente junto a sus dependientes y que ese círculo de progreso se repita.
AGRADABLE: Las políticas públicas con definidas por Ralph Chandler y Jack plano en el Diccionario de la Administración Pública (The Public Administration Diccionary) como las acciones de gobierno o es el propio gobierno en acción, que busca dar respuestas a las diversas demandas de la sociedad con el objetivo de hacer un uso estratégico de recursos para aliviar los problemas nacionales. Cuando esta definición está presente en cada decisión, los ciudadanos comienzan a tener una vida agradable. El desempleo, la inseguridad, la violación de derechos individuales, el irrespeto a las leyes, la manipulación, son determinantes para que la vida no sea placentera, lo cual, al existir políticas públicas enfocadas en la colectividad y no en la individualidad, harán posible una buena vida.
DECOROSA: En la ética Aristotélica se dice que, Lo que la convierte en una persona merecedora de un tratamiento decoroso es su propio decoro. Tener una vida decorosa es tener las condiciones mínimas necesarias para merecedor de respeto, dignidad. Es un asunto de estado cumplir con las disposiciones del artículo 38 de la constitución Dominicana sobre la dignidad humana. Cuando la carta magna es respetada los ciudadanos tienen viviendas dignas, salud, seguridad, acceso a los servicios básicos. Es el cumplimiento de esto lo que permite que los dominicanos tengamos decoro.
Basados en lo antes visto podemos establecer que los gobernantes que ha tenido la República Dominicana no tienen un trato decoroso hacia las personas por haber provocado, con la falta de acciones y proyectos de desarrollo tangibles, que no tengan su propio decoro y así se repite el círculo.
Cada año llegada las fechas navideñas, todos los actores políticos, dirigentes, regidores, alcaldes, legisladores e incluso presidencia disfrazan el clientelismo con asistencialismo. Miles de Dominicanos quedan a espera de las canastas o bonos de navidad, o de la cena que hacen en diferentes sectores. No importa la forma en que se haga la entrega, al final es lo mismo, enrostrar a los dominicanos que no han sido capaces de resolver sus problemas reales.
A muchos la canastica o la ayuda económica le caen como anillo al dedo pero sigue creando en el beneficiario esa dependencia del gobierno sin que haya una asociación de responsabilidad para cambiar la situación socioeconómica del individuo ya que es efímera y sin planificación ni un segundo paso a seguir. Así como se desnuda la pobreza, las desigualdades, así también se desnuda la incapacidad, la falta de voluntad política, la dejadez, la poca preparación en materia de desarrollo, el desdén de todos los que tienen poder para tomar decisiones trascendentales y no lo hacen.
Años cambiando de gobiernos, de representantes, y solo se tiene un rostro diferente. El reciclaje del mismo accionar, de los mismos programas, de las mismas ayudas, es una burla a los dominicanos.
La navidad ha de ser una época de reflexión donde se coloque la dignidad del ser humano sobre cualquier decisión política permitiendo poner un alto al viejo accionar que contribuye a la dependencia de migajas en lugar del manjar que se suple cuando las políticas públicas son creadas con eficiencia para la transformación socioeconómica de la pujante Republica Dominicana.
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