Por: Omar Ureña.
Como país los dominicanos tenemos en todos los estamentos del Estado diversas debilidades, producto del accionar de sus protagonistas, formados en una sociedad permisiva que cuando se ve en apuros, sin miramientos ni contemplación, hace señalamientos de manera general y lo hace obviando muchas veces que aun con instituciones frágiles, podemos contar con personas íntegras, honorables y de principios.
Con la imagen amigo lector, usted tiene la oportunidad de conocer los rostros que están al frente del aparato judicial de esta demarcación y del cual haremos mención breve sobre ellos. Los que conocemos a estos servidores públicos nos damos cuenta a través del trato indistinto, la afabilidad y el accionar siempre apegados a la ética, que estamos frente a seres humanos común y corrientes que a pesar de su jerarquía social son dignos de admiración, porque tienen los pies sobre la tierra.
Aun teniendo seguridad personal asignada no hacen galas de ello, no se pavonean, no hacen alarde, son sencillos, pero son sin temor a ninguna duda muy correctos, le sobra carácter y templanza a la hora de presidir sus respectivos tribunales.
Hablamos en primer orden del Juzgado de Paz del municipio cabecera encabezado por el joven eminente, el magistrado José Manuel Arias Martínez, un digno representante de la judicatura nacional en San José de Ocoa; juzgador que cada vez que imparte justicia lo hace de la mano de una atinada motivación, sirviendo sus motivaciones jurídicas de orientación a los presentes, incluyendo a los justiciables.
Este letrado, además, amante férreo del deporte, cuenta con una trayectoria inmaculada que irradia respeto, es sin duda alguna un orgullo para la justicia dominicana y qué bueno que es ocoeño y que lo tenemos con nosotros. Para hablar del magistrado Arias Martínez a pesar de su corta edad se necesita mucha tinta y como la reseña de este texto es breve porque de cada uno debemos hablar, le auguramos éxitos en su carrera de juez y como autor, pues es de su autoría el libro «Cómplices de una Historia», la obra de este insigne hombre de bien que recoge los personajes más sobresalientes de la historia de Ocoa.
Mary Jeannette Díaz Castillo, con 17 años en el Poder Judicial, una década al frente del complejo y muy delicado Juzgado de la Instrucción de este Distrito Judicial ha llevado a cabo una titánica labor apegada a los principios y valores recibidos en el seno de su familia, aparte de su formación religiosa, la hacen merecedora de ser considerada como una de las juezas más dignas que tiene el Poder Judicial en todo el territorio nacional. Dirigir el proceso en esa instancia de la justicia como lo es la instrucción es una de las tareas más exigentes y qué bueno que al frente está una dama con sobrada preparación, carácter indomable y mucha responsabilidad. Hija ejemplar de Don Arquímedes Díaz, un símbolo de honestidad y de trabajo de este terruño.
Hablar de un juicio de fondo en el Tribunal de Primera Instancia de esta provincia, no por el juicio ni el tribunal es sí mismo, sino, por quien lo preside, es hablar de palabras mayores, es encontrarnos con la sabiduría, con la vasta experiencia de un juez de la talla del magistrado Richard Darío Encarnación Soto, quien sin lugar a dudas tiene porte para presidir una de las cortes de apelaciones de este país y estamos seguros lo haría con éxito, pues son notorias su preparación, sobriedad, responsabilidad en sus actuaciones y sobre todo marcado como uno de los jueces más justos del tren judicial.
Por ello, siempre se le ve compartir con amigos, sin la necesidad de escoltas porque sus decisiones están basadas todas dentro del marco jurídico que establecen las leyes de la República Dominicana.
De todo lo ya dicho, frente a estos actores judiciales podemos decir nosotros, que en nuestro país, en un rincón del mismo, en un pueblo montañoso llamado San José de Ocoa se imparte verdadera justicia.
¡Si ombe si!
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