Justo en la semana donde se anuncia el regreso a clases de manera presencial, nos encontramos con un titular en primera plana que, aunque no asombra, espanta. Según el artículo redactado por Sanchez & Caraballo (2021), más de la mitad de los niños en edad de cursar los niveles de cuarto a quinto grado de la educación primaria en República Dominicana no es capaz de leer y mucho menos de entender un contenido por simple que sea.
Aunque no es un problema específico de este país ya que el promedio de pobreza de aprendizaje, como lo llama (MEPYD, 2021a) en su informe anual de Competitividad, en América Latina el promedio es de 62.1%, lo que lo hace más preocupante.
Las deficiencias que a este nivel se puedan presentar son un determinante para el futuro profesional que sin lugar a dudas afectará todo su proceso de aprendizaje; entonces nos preguntamos: ¿Qué estarán haciendo nuestros líderes para disminuir considerablemente esa tasa tan alta de pobreza de aprendizaje? ¿Existe un sector educativo realmente comprometido con garantizar la calidad en la educación? ¿Están los estudiantes esforzándose lo suficiente para salir preparados al campo laboral o solo se desea un título para llenar espacio?
Según el programa (MEPYD, 2021b) se trabaja en base a “reducir desigualdades y lograr la educación de calidad”.
Esta estrategia se centra en siete puntos neurálgicos: 1) mejorar las condiciones y fortalecer las competencias del personal docente; 2) eficientizar la administración del sistema escolar; 3) ampliar la cobertura de los servicios educativos; 4) reestructurar la tanda extendida; 5) auditar la construcción de las escuelas; 6) adecuar el currículo a las nuevas exigencias de la sociedad y 7) fortalecer la investigación. Aunque estos puntos abarcan más allá de la educación inicial y primaria, si se cumplen los objetivos planteados podríamos tener la certeza que se mejoraría la base educativa y se facilitaría el proceso para avanzar significativamente.
Centrándonos en el punto número tres: “ampliar la cobertura de los servicios educativos”, podemos deducir que este organismo conoce muy bien la brecha digital que existe, según (CEPAL, 2016) en su segunda reunión de la Conferencia de Ciencia, Innovación y TIC celebrada en Costa Rica, la situación para esa fecha en América Latina y el Caribe era alarmante y aunque se estaban realizando grandes esfuerzos, no se habían obtenido resultados favorables. Si se analiza ese mismo factor en la actualidad y luego de ser golpeados por la pandemia del Covid-19, se puede concluir que no se ha avanzado o se ha retrocedido, por lo que no se puede esperar una educación secundaria o superior más elevada si se continua con ese vacío inicial.
Para cerrar, una frase de Johnson & Hackman (2018) que dice: “los seguidores prosperan bajo líderes efectivos y sufren bajo líderes ineficaces (…)”; se debe esperar más efectividad de nuestros lideres para solucionar esta problemática y poder contar con un mejor panorama educativo en los años venideros.
* Trabajo realizado para el programa de Doctorado de la Abraham S. Fischler College of Education and School of Criminal Justice (FCE&SCJ) de Nova Southeastern University (NSU). Florida, EEUU. Agosto 2021. Autora: Keyla Castillo.
Referencias
CEPAL. (2016). Ciencia, tecnología e innovación en la economía digital. San José, Costa Rica: La situacion de América Latina y el Caribe. Obtenido https://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/40530/3/S1600833_es.pdf Johnson, C., & Hackman, M. (2018). Laedership a Communication Perspective 7th ed. CA, EE.UU.: Waveland Press, Inc.
MEPYD. (2021a). Boletín de Competitividad Sectorial 2021. Santo Domingo, R.D.: Mirada a la Competitividad. Obtenido de https://mepyd.gob.do/wp-content/uploads/2021/08/Boletin-de-Competitividad-Sectorial-2021.pdf
MEPYD. (2021b). Lineamientos Estratégicos Formulación Plan Nacional Plurianual del Sector Público (PNPSP) 2021-2024. Santo Domingo, R.D. Obtenido de https://mepyd.gob.do/wp-content/uploads/2020/09/Lineamientos-estrategicos-PNPSP-2020-2024.pdf
Sanchez, P., & Caraballo, J. (27 de Agosto de 2021). El 62.3% de los niños de diez años no puede leer ni entender un texto simple. Diario Libre, pág. 12.
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