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SAN JOSE DE OCOA-Ubicados al sur de la Cordillera Central, a unos 16 kilómetros del tramo carretero del Cruce De Ocoa-San José de Ocoa, se encuentra una sencilla localidad enclavada en plena montaña, que acoge cálidamente a los visitantes que quieran explorar sus rincones, disfrutar de su hospitalidad, sus cultivos experimentales y sus tradiciones.
Los Martínez es una hermosa y acogedora comunidad compuesta por unas 50 familias, quienes han convertido a este lugar en un excelente ejemplo de sostenibilidad ambiental.
Este lugar se funda a principios del siglo XIX por personas de Ocoa y Baní. En un principio el espacio fue un sencillo enclave ganadero, pero dadas las excelentes condiciones del valle para la agricultura, en poco tiempo se asentaron un buen número de campesinos que prosperaron cultivando la tierra y criando ganado.
En 1979 el paso del huracán David azotó la modesta población de Los Martínez y es aquí cuando, provocado por una gran desgracia, el pueblo recibe una enorme bendición.
Avisado por algunos vecinos del lugar que, con mucho trabajo consiguieron llegar hasta San José de Ocoa, de la crítica situación en que se encontraba el pueblo, el padre Luis Quinn fue en ayuda de estas personas llevándoles alimentos, medicinas y esperanza.
A partir de ese momento Los Martínez queda bajo la tutela moral del padre Quinn. Su apoyo y presencia logró lo que ahora se puede ver en esta localidad: educación, asistencia médica, central hidroeléctrica propia, invernaderos, apiarios, piscicultura, centro de producción de abono orgánico y en definitiva autogestión sostenible, explica Rafael Read, director ejecutivo de Fondesprojo.
Esta comunidad, organizada por Asociación de Vecinos La Vencedora y la Asociación de Mujeres La Nueva Esperanza Siempre, actualmente se ha convertido en el lugar perfecto para hacer agroturismo.
La inolvidable experiencia inicia con un recorrido por este sendero ecológico de unos 300 metros, en la cual se puede aprender de la relación casi perfecta entre la tierra y los pobladores, su proceso de cuidar sus suelos, así como de sus plantaciones apiario, piscicultura, su proyecto de lombricultura, para la producción de abono, la historia de cómo regeneraron sus bosques, gracias a sus cuencas acuíferas con un programa de reforestación continuo y vigilancia forestal para conservar las especies y su biodiversidad.
¡En fin! compartir con ellos el orgullo que sienten por su estilo de vida, recursos naturales y su modelo de desarrollo autogestionado.
Para los turistas nacionales e internacionales, amantes de vivir nuevas aventuras, este es un recorrido sin igual, que no solo invita a hacer turismo comunitario, también a darse un chapuzón en las puras, frías y cristalinas aguas del Río Blanco.
Según explicó Read, el interés de las organizaciones provinciales es servir de modelo a otras comunidades, «y que al mismo tiempo permita una derrama económica en la comunidad y propicie la generación de empleos riqueza y atraer nuevas inversiones».
Fuente:ElNacional
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