Definitivamente la pandemia ha vencido al mundo actual. Con esto no afirmo que se ha ido todo a la «porra». Tampoco que la humanidad no saldrá de esta situación adversa. Lo que sí afirmo, es que la pandemia de este coronavirus ha obligado al mundo a modificar su conducta, cobrándole muy caro a una gran parte de quienes no acatan este forzoso llamado. Esto incluye a quienes participan del turismo y la recreación sin tomar las medidas adecuadas. En el contexto actual hay un nuevo libro de reglas para puertos marítimos, aeropuertos, lujosos resorts, hoteles de ciudad; ecolodges, restaurantes, bares y el largo etcétera de los viajes y la recreación.
Parece contraproducente todo el esfuerzo que se hace por recuperar la actividad turística en el mundo, mientras en muchos lugares (como nuestro país), se sigue luchando contra los crecientes efectos de este gran malestar general. Afirmo esto, porque el caldo de cultivo para el virus es la actividad grupal. Allí encuentra el monstruo oportunista y despiadado, el lugar ideal para reproducirse, causar mal y fomentar la muerte. En Ocoa, este pueblo pequeño y con acceso limitado, al momento de esta redacción ya el virus ha cobrado 16 vidas, según los registros.
En tal situación ¿Cómo podemos realizar actividades turísticas y recreativas? La clave la dio recientemente el Dr. Cruz Jiminián y la viene repitiendo la autoridad desde hace mucho: distanciamiento, mascarilla y vacuna. Todo lo que no quepa junto a este trío, sencillamente debe estar ausente de las prácticas actuales. Es posible hacer actividades ligadas al turismo, llevando a este trío consigo. Agréguele alcohol isopropílico, aplique agua y jabón constantemente y utilice otras prácticas recurrentes de buena higiene. Podrá entonces disfrutar, con las limitaciones que amerita la situación.
El virus chino no puede seguir postrando la vida en azarosa penitencia; eso lo entiendo. Pero el mundo actual no es el mismo de hace un año y a ese nuevo mundo debemos adaptarnos. Algún día podrán los más inquietos, volver a «tetear» sin preocuparse por convertirse en víctimas, o en mensajeros de la muerte circulante. Mientras tanto, hay que concentrarse en ser aliados de la vida.
«Adora al Señor tu Dios, y él bendecirá tu pan y tu agua. Yo apartaré de ustedes toda enfermedad»
Éxodo 23:25
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