El metanol (CH3-OH), también conocido como alcohol metílico, alcohol de madera, alcohol de quemar o carbinol, es una sustancia altamente tóxica y el más simple de los alcoholes.
Su uso es muy amplio; se utiliza en pinturas, barnices, disolventes, fabricación de plásticos, material fotográfico, anticongelante, aditivo de la gasolina, productos de limpieza del hogar y como desnaturalizador del alcohol etílico.
El metanol es usado para adulterar bebidas alcohólicas de consumo masivo con el fin de ahorrar costos, en la actualidad el ministerio de salud pública ha hecho una alerta epidemiológica debido al gran número de casos y fallecimientos por esta causa en los últimos días.
La intoxicación vía oral es la más frecuente. Se oxida en el hígado a través de la enzima alcohol deshidrogenasa, la toxicidad se debe a sus metabolitos, formaldehído y ácido fórmico.
La intoxicación aguda de metanol se manifiesta, en primer lugar, con mareos, cefaleas (dolores de cabeza), molestias en la visión, delirio y confusión mental. Posteriormente, la intoxicación metílica produce convulsiones y, finalmente, sobreviene un coma.
La intoxicación por metanol se caracteriza por el desarrollo de tres estadios progresivos. El primer estadio se presenta con una mínima disminución de la actividad del sistema nervioso central, debilidad, sensación vertiginosa y náuseas. Tras un periodo de latencia que es asintomático, aparece una segunda fase, que coincide con el desarrollo de una acidosis metabólica que se caracteriza por vómitos, dolor abdominal, desorientación y alteraciones visuales con fotofobia, visión borrosa, midriasis bilateral arreactiva a la luz y ceguera ocasional. En la tercera fase, en relación directa con el grado de acidosis metabólica alcanzada, se produce lesión neuronal, con necrosis retiniana y de los ganglios basales del encéfalo. En esta fase hay hipotensión, coma profundo y respiración de Kussmaul. El desarrollo de apnea y convulsiones aparece en la etapa final.
La ingestión de metanol debe considerarse siempre como una intoxicación muy grave, en la que es preferible una excesiva toma de precauciones o actuaciones a la posterior lamentación por no haberlo hecho. Por tanto, a la hora de tratarla se aconseja iniciar la administración de su antídoto (etanol) cuando sospechemos una intoxicación de metanol importante.
Entre las medidas encaminadas a activar la extracción del metanol, la hemodiálisis es la más útil, ya que depura tanto el metanol como sus metabolitos. Indicaciones de hemodiálisis:
– Concentraciones de metanol > 50 mg/100 ml (0,5 g/l)
– Acidosis metabólica (pH < 7,25) refractaria al tratamiento.
– Manifestaciones visuales.
– Depresión del nivel de conciencia.
– Insuficiencia renal.
La hemodiálisis debe seguirse hasta que la metanolemia (metanol en sangre) sea inferior a 29 mg/100 ml o el pH se mantenga sin ayuda de bicarbonato por encima de 7,3. En caso de no disponer de este dato, debe continuarse durante 10-12 horas. Durante la hemodiálisis se debe seguir administrando etanol.
El consumo de alcohol es perjudicial para la salud, es una frase bien conocida por todos, pero si ese alcohol es adulterado es fatal para la salud, se coloca la vida en riesgo en horas.
Hacemos un llamado a la consciencia y el buen juicio a la hora de consumir bebidas. Prevenir siempre será la clave.
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