Quien conoce la historia de los lacandones, sabe que el turismo sostenible va de la mano con la vida normal de una comunidad. Los habitantes de la eternamente verde Selva Lacandona, en Chiapas, son parte de la extensa población indígena que todavía habita en México. Estos descendientes mayas han logrado convertir su forma cotidiana de vida en un atractivo especial, para quienes gozan de las grandes oportunidades culturales que nos presenta el desarrollo del turismo. En su oferta sacan provecho de todo: su gastronomía autóctona, sus mitos y leyendas, sus tradiciones culturales, la naturaleza circundante y los elementos únicos que posee esta vasta reserva ecológica del mundo.
Aunque a veces se asocia al turista con el concepto de un total divorcio de la cotidianidad, lo cierto es que este debe alejar su mente de su vida rutinaria, pero debe sumergirse en la experiencia cultural de ser turista. Si se consigue que este coseche buenos recuerdos asociados a la cultura visitada, se habrá logrado un paso importante en el proceso de fidelización: querrá volver, traer a sus seres queridos y recomendar el lugar. Siempre queremos volver al lugar de los buenos recuerdos.
Esto convierte a un guía turístico oriundo de la comunidad, en un elemento muy importante para desarrollar turismo sostenible. Debe haber gente capacitada para mostrar, hablar con propiedad y hacer al visitante partícipe de las actividades propias del sitio. Debe conocer su cultura, historia, leyendas, platos tradicionales; flora, fauna y cualquier particularidad que agregue elementos de interés para el visitante, ávido de vivir nuevas experiencias.
De la mano con los interesantes proyectos que se construyen para desarrollar el turismo en Ocoa, debe ir un apropiado proceso de capacitación de guías en las comunidades. Sé que en el pasado se han llevado a cabo procesos interesantes, incluso se formó una asociación de guías turísticos. Pero el tiempo pasa y se agregan muchos elementos importantes; parte de esos talentos humanos siguen entre nosotros y pueden ser integrados junto a una nueva generación.
Todo el que venga a Ocoa a hacer turismo, debe tener la oportunidad de conocer las particularidades culturales que nos distinguen y llevarse una buena dosis de nuestra historia. Aunque no vienen a tomar clases, sí vienen con deseos de conocernos y para instruirlos debe haber gente con la debida preparación y en plena disposición de hacerlo. Pero también para mostrarles los senderos y demás atractivos turísticos. Es una cualidad que define exitosos proyectos, como algunos en Jarabacoa, donde la experiencia de turismo sostenible ha logrado dimensiones catedráticas.
No tenemos que ser lacandones para mostrar con orgullo nuestra historia y nuestra cultura. Cada comunidad tiene lo suyo y basta con presentarlo de manera atractiva, para cautivar a una parte importante de las personas que nos visitan.
Planteo la inquietud: debemos formar una nueva generación de guías. Ya está aquí el anunciado despegue de nuestro turismo.
«Sigan por el camino que el Señor su Dios les ha trazado, para que vivan, prosperen y disfruten de larga vida en la tierra que van a poseer».
Deuteronomio 5:33
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