Enfermedad infecciosa bacteriana aguda causada por Corynebacterium diphtheriae, que suele afectar a las vías aéreas superiores y a la piel, y que a veces provoca lesión del miocardio, del sistema nervioso o de los riñones.
Corynebacterium diphtheriae generalmente infecta la nasofaringe (difteria respiratoria) o la piel (difteria cutánea).
El ser humano es el único reservorio conocido del C. diphtheriae. El microorganismo se disemina por: Gotas respiratorias, Contacto con secreciones nasofaríngeas, Contacto con lesiones infectadas de la piel, Fómites (raramente).
La infección puede ocurrir durante todo el año con una incidencia máxima en los meses más fríos.
El estado de portador es común en las regiones endémicas, pero no en los países desarrollados. La inmunidad derivada de la vacunación o de la infección activa podría no impedir que los pacientes se conviertan en portadores; sin embargo, la mayoría de los pacientes que recibe un tratamiento adecuado no se transforma en portadores. Los pacientes con la enfermedad activa o los portadores asintomáticos pueden transmitir la infección.
Los síntomas suelen comenzar de dos a cinco días después de la infección. La aparición de los síntomas suele ser gradual; los síntomas de presentación más comunes son dolor de garganta, malestar general, linfadenopatía cervical y febrícula.
El hallazgo faríngeo más temprano es un eritema leve, que puede progresar a manchas aisladas de exudado gris y blanco. La toxina difteria hace que una membrana de tejido muerto se acumule sobre la garganta y las amígdalas, dificultando la respiración y la deglución.
Algunas de las personas que se encuentran en mayor riesgo de contraer difteria son: Niños y adultos que no tienen las vacunas al día, Personas que viven en condiciones insalubres o de hacinamiento, Cualquiera que viaje a una zona donde las infecciones de difteria son más comunes.
La vacunación contra la difteria ha reducido drásticamente la mortalidad y la morbilidad de la difteria, sin embargo, la difteria sigue siendo un problema importante de salud infantil en los países con una cobertura deficiente de inmunización. En los países endémicos de la difteria, la enfermedad ocurre principalmente como casos esporádicos o en pequeños brotes. La difteria es mortal en 5 – 10% de los casos, con una tasa de mortalidad más alta en niños pequeños. El tratamiento consiste en la administración de la antitoxina de la difteria para neutralizar los efectos de la toxina, así como antibióticos.
La vacuna contra la difteria, el tétanos y la tos ferina es una de las vacunas infantiles que los médicos recomiendan durante la infancia. La vacunación consiste en una serie de cinco inyecciones que, por lo general, se administran en el brazo o muslo, a niños de estas edades:2 meses,4 meses,6 meses,15 a 18 meses,4 a 6 años.
Después de la serie inicial de vacunas en la infancia, se necesitan inyecciones de refuerzo de la vacuna contra la difteria para ayudar a mantener la inmunidad. Esto se debe a que la inmunidad a la difteria desaparece con el tiempo.
Los niños que recibieron todas las vacunas recomendadas antes de los 7 años deben recibir su primera inyección de refuerzo alrededor de los 11 o los 12 años. La siguiente inyección de refuerzo se recomienda 10 años después, y luego se repite a intervalos de 10 años. Las inyecciones de refuerzo son especialmente importantes si viajas a una zona en donde la difteria es frecuente.
El refuerzo de la difteria se combina con el refuerzo del tétanos (la vacuna contra el tétanos y la difteria). Esta vacuna combinada se administra mediante una inyección, generalmente, en el brazo o el muslo.
En nuestro país el Ministerio de Salud Pública ha emitido alerta epidemiológica por brote de difteria desde la pasada semana.
Muchos niños no tienen completo su esquema de inmunización debido a que los padres y/o tutores no los han llevado a vacunar desde que inició la pandemia.
La prevención debe ser la clave en salud siempre, acuda a su médico.
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