Como todas las provincias del país, San José de Ocoa cuenta con adinerados dentro y fuera de su territorio, bien sea en otras localidades o en playas extranjeras. La comunidad de ocoeños ausentes tiene componentes «bien posicionados» en diversos ámbitos del quehacer. Orgullo pero siempre ha sido crítica de patios y cocinas que mucha de esa gente «no lava ni presta la batea».
Cada vez que el tema es tocado se hace comparación con Baní, de allí se dice sus ausentes invierten a lo grande. Eso puede ser realidad o percepción y, quizás, por allí se explica un mayor desarrollo visible en el casco urbano.
Lo primero a dejar claro es que nadie está en la obligación de invertir donde el otro quiera. La persona es dueña de su dinero y hace con ello lo que bien le parezca. Los grandes capitales generalmente se van a las plazas que representan un mayor retorno y seguridad. Ocoa no tiene mercado para todas las ideas que surgen en la mente de sus ricos.
Realmente hay muchos inversores e inversiones. Sucede y viene a ser que el modelo es muy tradicionalista, poco innovador y diversificado. Son pocos o ningunos los ricachones con varias ramas de negocios y, por ende, la generación de empleos es mínima. Quizás conformidad de status quo, falta de fe o visión. Si alguien tiene dinero y está generando más dinero de un solo negocio, ¿para qué cambiar lo que funciona?.
¿Qué pasaría si la mitad de los ocoeños ausentes que ha amasado fortuna decide invertir en la provincia?, ¿Qué tal si los ricos viviendo en el patio diversifican y establecen modelos de negocios que otorguen mayor número de puestos de trabajo o permitan un derrame de riqueza?
Campos estratégicos en los cuales invertir hay muchos porque a la provincia le hace falta de todo. El ecoturismo es un sector que puede explotar al máximo si arriban capitales de alta apreciación.
La situación actual viene obligando la fuga de cerebros. Nuestros muchachos preparados se instalan en la capital o toman vuelos a otros países porque sienten que Ocoa representa atraso en todos los sentidos. Desde luego, no pretendemos echar la culpa a los ricos, sobre todo porque existe una realidad país y componentes de políticas sociales que ejercen influencia. El aparato estatal tiene su cuota de responsabilidad.
Aspiro a un Ocoa desarrollado, con mas modelos de negocios y plazas. El estado de miseria visto en nuestras barriadas y campos llora ante la presencia de Dios o el objeto de su creencia.
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