Cada estación del año trae consigo un encanto especial, en el verano tenemos la oportunidad de conquistar las montañas y sentir la suave arena de la playa deslizarse entre los dedos, de la primavera se dice que es la época que nos llena de optimismo y esperanza, en ella emerge el pasto tierno de nuestros campos, el cual se yergue verde y altivo mirando al cielo, de los árboles brotan las más hermosas flores, al tiempo que se escucha el trinar de las aves; respecto al invierno, que en algunas regiones se caracteriza por su crudeza climática, de largas noches y cortos días, es la escogida para la celebración de la Navidad, actividad altamente significativa debido al acontecimiento que se conmemora.
La temporada navideña es el escenario para que diversas emociones afloren en el ser humano, son tantas, que van desde la alegría hasta la tristeza y la añoranza , es la estación del año que más carga emocional conlleva, ya que significa encuentros familiares, nostalgia al recordar la pérdida de un ser querido, añoranza al ver a los niños ilusionados recordamos momentos de nuestra infancia, y, como es el cierre del año, también nos motiva a agendar las metas para el próximo que comúnmente es visto con mucha esperanza. A la sola mención de la palabra Navidad se interpreta que todos debemos considerarla mágica y divertida, sin embargo, hay personas que la viven de forma distinta: con nostalgia, frustración, tristeza, estrés, e incluso, con dolor.
Entre los seres del mundo de la literatura que detestan la Navidad está Ebenezer Scrooge, personaje creado por la imaginación del británico Charles Dickens en el famoso texto Cuento de Navidad, relato considerado como una de las mejores novelas de la Literatura Universal; en sus páginas se describe al protagonista como un viejo avaro, tacaño y cruel, que trabaja como prestamista en Londres, quien no tiene ningún aprecio por la diversión y la amabilidad, lo único que lo divierte es el sonido de las monedas, razones palpables para ser odiado por todos los que lo rodean, excepto por un sobrino y un fiel empleado llamado Bob Cratchit. Dickens nos cuenta que al irse a dormir el anciano durante tres noches fue visitado en sus sueños por una serie de fantasmas: uno del pasado, otro del presente y el último el del futuro, cada uno le presenta un aspecto: su personalidad despreciable en la juventud, lo que los demás piensan de él y las burlas de que será objeto y de la oportunidad que se le presentará si cambia de actitud. Todas las visiones contribuirán para la transformación en el hombre más bondadoso, generoso y amable de la ciudad. Finalmente, el anciano reflexiona y se promete mantener vivo el espíritu de la navidad como nadie lo hizo nunca.
También existe otro relato cuyo título es igual al anterior, pero cuyo contenido es muy diferente y altamente interesante, escrito con extraordinario ingenio por el maestro del cuento de la República Dominicana, Juan Bosch.
Esa obra es Cuento de Navidad , en cuyas páginas el autor recrea a los personajes de la Biblia mostrando su condición humana, además incluye temas de desigualdad social y de género, en esta narración Dios el personaje principal, descrito de una manera divertida y diferente a la acostumbrada, en la que los Reyes Magos y Don Nicolás le hacen la entrega de regalos al niño Jesús, en contraste a esa acción, Bosch, conecta la historia de otro niño pobre y enfermo que estaba entre los que no recibiría regalos de nadie dos mil años después, así que el Todopoderoso decidió enviar a una estrella para que alumbrara los caminos de los Reyes Magos para que fueran a un lugar entre la frontera de México y los Estados Unidos para que hicieran feliz a un niño indio, obsequiándole un juguete de madera que el mismo Dios en su contentamiento había transformado en un objeto de un metal tan valioso cuyo nombre no era posible pronunciar. Finaliza el cuento con la alegría de Dios, cuya música bajaba del cielo envolviéndolo todo, llenando de alegría el corazón de un niño pobre en la época navideña.
Tal como dice una frase acorde a la época “mejor que todos los regalos debajo del árbol de navidad es la presencia de una familia feliz” y yo le agrego que es preferible tener un corazón agradecido por habernos permitido llegar a la culminación de un año en que hemos confrontado grandes dificultades, pero que también ha brindado muchas bendiciones que nos deben mover a dar gracias cada día al Todopoderoso, algo que debe constituirse en un propósito de continuar mostrando un espíritu de solidaridad y consideración hacia nuestros más cercanos en este viaje que llamamos vida, a la que debemos valorar, no solo en esta preciosa época, sino durante todo el año que se aproxima.
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