Una caja de “breakers” improvisada con clavos da la bienvenida en la entrada a la modesta salita de su vivienda, de zinc, madera y con el piso de tierra. El hábitat lo comparte con sus tres hijos y su esposo en Arroyo Hondo, un paraje de San José de Ocoa.
Para Eloisa Cabrera, que apenas cursó el séptimo grado de primaria hacer los roles de maestra de sus hijos en sus momentos libres luego de que trabaja, junto a su esposo la agricultura, es una tarea muy complicada.
En esa comunidad el servicio de energía eléctrica se suspende al menos dos veces al día y no hay acceso a internet.
Sus vástagos de 6, 14 y 12 años cursarán el preprimario y los grados del séptimo de primaria. Pero con un solo televisor y en muy mal estado, sus tres hijos no podrán aprovechar la docencia a distancia que impartirá el Ministerio de Educación (Minerd) desde este lunes, cuando oficialmente iniciará el año escolar 2020-2021. Dos canales se sintonizan en el aparato, apenas se identifican sus números y en un canal la imagen no se percibe bien, aunque el audio sí. Tiene un radio que tampoco funciona y un teléfono celular en mal estado.
Ella es una muestra de las voces que parecen no se escuchan, de personas que viven en comunidades del sur del país, donde los servicios de energía eléctrica y de internet, y sus condiciones económicas, muy precarias, no les ofrecen garantías de iniciar el año escolar 2020-2021.
Brechas digital y educativa
DL realizó un recorrido por zonas rurales y urbanas de San José de Ocoa y Baní, Peravia, donde las familias no tienen televisores ni aparatos de radio. En la mayoría de los casos tampoco cuentan con un teléfono inteligente a través del cual puedan comunicarse, por lo menos, vía WhatsApp.
Además, de Arroyo Hondo, El Rosalito, Los Salones, El Toro, Juan Grande, El Manaclar, La Mesa de Domingo, El Cercado, Cañada del Buey, Cañada Grande, Los Negros y El Pinal, son algunas de las zonas que sufren las consecuencias de las brechas educativa y virtual.
Para el presidente de la Asociación Dominicana de Profesores (ADP), en el municipio cabecera de San José de Ocoa, Leodan Mateo, unos 15 centros escolares que tienen entre 5, 7 y 10 estudiantes, pueden ofrecer clases semipresenciales, cumpliendo los protocolos por el Covid-19, para garantizar el aprendizaje preuniversitario.
Aunque aclara, esa es su opinión personal y no del gremio que representa, afirma que la conectividad, el servicio de la energía eléctrica y la señal de las televisoras, por las condiciones geográficas, es muy deficiente. “No están listos para iniciar el año escolar”, Dijo y agregó que: “ninguno de esos centros educativos podrá trabajar de forma virtual”. En esas condiciones identifica alrededor del 20 por ciento de los estudiantes de ese municipio.
El educador identificó inobservancias del Minerd al momento de planificar el año escolar. Citó como una gran debilidad el uso de cuadernillos compartidos por diversos grados escolares, porque complican el sistema de enseñanza, puede generar muchas lagunas y dificultades para que los padres o tutores puedan aplicarlo con sus hijos.
El trabajo que implica que cada profesor de un grado tendrá que preparar las clases según la complejidad fue señalado por él.
Mateo, manifestó que hay un problema doble, primero que no se diagnosticó el nivel de competencias tecnológicas de los docentes para clasificar los talleres según su nivel.
Admite que los profesores han sido saturados con muchos talleres, algunos incluso hasta organizados de forma simultánea.
La incertidumbre de que los directores de distritos, representantes del Ministro en cada zona, también fue señalado como un inconveniente generado, en la víspera del inicio del año escolar.
Sin supervisión
A todas las madres consultadas en estas zonas las escuelas no han iniciado la inscripción escolar. En la víspera del inicio del año escolar esperaban que los maestros fueran a sus casas a inscribirlos, como afirman suele ocurrir cada año.
La incertidumbre del inicio de clases no es la única preocupación de los padres y tutores. Josenny Méndez, una joven de 27 años, que reside en el paraje Arroyo Hondo, le ha tocado criar a tres niños, que son sus cuñados junto a su hijo biológico.
Para ella la enseñanza es muy deficiente porque no es supervisada por la cartera educativa.
La realidad la enfrentan unos mellizos, de 16 años, que cursaran el primero de secundaria y que por no haber sido declarados, quizás tengan que desertar. Su hermano mayor, de 17 años, cursará el 6to. de primaria, pues “no entiende al mismo ritmo”. Su único hijo, de 7 años, cursará el tercero de primaria y estudia en la ciudad, sin dificultades. Comprando “paqueticos”, para un solo celular, ayudará a sus cuñados a estudiar.
En Palo de Caja se dan situaciones similares. Angela Martínez, de 19 años, le ha tocado criar a dos hijastros de 8 y 9 años. También, acompañarlos en la enseñanza durante el aislamiento por el Covid-19. “Fue muy difícil. No tenemos televisor, ni radio. El celular se partió. Los maestros nos dejaban los cuadernillos y los buscaban semanal”. Detalla. La joven, que tiene un niño biológico de un año, espera que le permitan continuar sus estudios secundarios en la misma escuela de sus hijastros y virtualmente porque no tiene con quien dejar a su vástago.
Sobre el tema, Marcio M. Mateo C., director de la Escuela Luisa Ozema Pellerano, en San José de Ocoa, un poco distante de esa realidad, cree que deben mantenerse las clases a distancia. No obstante, reconoce que “Lagunas habrán”, pues hasta con las clases presenciales existían.
En San José de Ocoa hay 117 centros educativos, de los cuales 9 son privados.
“Estoy casi abandonando. El estrés no me va a matar”
Raisa Feliz reside en El Fundo. Tiene dos hijos de 14 y 13 años, que están inscritos en el Liceo Francisco Gregorio Billini. Suspirando responde: “No sé como ellos se van a hacer. Estoy casi abandonando porque este estrés no me va a matar”.
Dijo que nunca se puede conectar por lo débil que es la señal de internet y por los apagones.
La problemática afecta también a los sectores Santa Rosa, Villa Majega, Pueblo Nuevo, Fundo, Los Cajuilitos, Villa David (Los Barrancones), La Saona y El Baní. El director de ese liceo, Wilson Radhames Peña, indicó que el pasado año escolar se inscribieron 1,116 estudiantes. Cuenta con 58 docentes en aula y 6 en funciones administrativas. La semana pasada todos los docentes tenían computadoras y los cuadernillos comenzaron a ser entregados a los padres y tutores el miércoles.
El miedo por la deficiente conectividad y del servicio de energía eléctrica en esos sectores de Baní, se agrava porque apenas pueden comprar “paqueticos” para conectarse. Él se siente agobiado y los profesores de ese liceo se sienten saturados de tareas y cursos, a pocas horas de iniciar el año escolar.
Además, admitió que desconocía el contenido de los cuadernillos, aunque sí sabe sobre el modelo de enseñanza a implementar. Le resulta muy complejo que los profesores enseñen en base a proyectos de problemas y soluciones, porque es muy posible que no se logren los objetivos deseados.
Fuente: Diario Libre
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