Falleció este martes a los 97 años de edad en la ciudad de Nueva York el destacado ocoeño Francisco Apolinar Castillo (Ponan).
El deceso fue dado a conocer por su hija Mayra Brito a través de su cuenta de Facebook, colgando un mensaje de agradecimiento por ser un padre ejemplar.
“Hasta luego amado padre! Llegó el momento de decirte adiós
Gracias mi Dios por dejarlo a nuestro lado por tantos años. 97 años de vida terrenal. como me duele tu partida padre mío . Tu entereza, tus consejos, tu ejemplo …. ¡Descansa en Paz mi héroe!!! Papá Dios te recibe con gozo”, dijo Brito.
Padre del también comunicador y articulista de www.Ocoaenred, el ocoeño Harris Castillo. Su comunidad natal, el Distrito Municipal Nizao y el pueblo de San José de Ocoa llora su partida.
Francisco Apolinar Castillo (Ponan).
Corría el año de 1928, cuando el matrimonio compuesto por Gonzalo Castillo y Consuelo Guerrero, llegaba cargado de sueños al entonces paraje Las Auyamas. Junto a sus sueños, Lidia y Francisco, los dos primeros de sus once hijos.
Para Francisco, siendo varón, los campos Ocoeños se convirtieron en el amplio espacio en que podían viajar juntas, su imaginación y su determinación de volar alto.
Con esa vena comercial heredada de los banilejos canarios, se convirtió en columna de desarrollo de su pequeño terruño a muy temprana edad. Recolector y comprador de bija y cera de abejas, pulpero y arriesgado, a los once años había acumulado, para la época, la astronómica suma de mil pesos. A los catorce, compraba su primer camión para transportar mercancías y productos. Todavía muchos recuerdan el eslogan de ese vehículo, “Llegó Ponán al pueblo de sus amores”.
Hombre de trabajo, curtido en los campos, cada metro cuadrado del país es testigo de su andar. Productor de café, comprador de animales en la línea Noroeste, de arroz en el Norte, de habichuelas y café en el Sur. Pionero en la siembra de tabaco y en la producción de caña de azúcar, así como en la construcción de la vía Nizao las Auyamas, adonde de sus manos llegó el primer camión. Pionero en los intercambios deportivos de esa comunidad con el resto del país. Pionero en el turismo ecológico de las Auyamas, estableciendo en primer centro de diversión que recibía giras de la capital y otros pueblos.
Ponán, como todos le conocen, se construyó un nombre gracias al trabajo tesonero, como hicieron los hombres y mujeres que llenan de orgullo a las presentes generaciones.
No es difícil para muchos recordar el famoso “Colmado Barra Mayra”, desde donde su hermano Gerineldo Castillo, produjera los primeros programas de radio en vivo fuera de cabina, en nuestro querido Ocoa.
Junto al trabajo duro y las metas claras, Ponán cultivaba también las relaciones a todos los niveles, lo que le permitió servirle a sus amigos en tiempos de dificultad. Ser invitado en 21 ocasiones y en distintos tiempos al palacio nacional, sede del gobierno dominicano, habla del respeto y reconocimiento hacia su persona. Ser escogido por el Banco Agrícola de la República Dominicana, como uno de sus mejores clientes, habla de su responsabilidad.
Teniendo claro su propósito en la vida, a los 23 años de edad, emprende la más importante de todas sus tareas. La formación de una familia. Contrae matrimonio con María Castillo, una joven hermosa y honorable, de la prole de Don Julito Castillo y Doña Grecia y con quien procreó siete hijos, que son su mayor orgullo. Gracias a ella, su sostén, su hombro, su pareja, su sombra, su otro yo, Ponán ha enfrentado con éxito los caminos tortuosos que templan el espíritu de los grandes.
Creativo, emprendedor, regresa al país después de una prolongada ausencia, nuevamente para servir de ejemplo. Le llamaron loco, como a todos los visionarios, cuando se dispuso a cambiar la piedra, la guasábara, la raqueta, el cayuco, la bayahonda y la baitoa de la sabana fundacionera, entonces inhóspita y aparentemente estéril, por la cebolla, la lechosa, los ajíes, el tomate, la yuca y el guineo, gracias a su ingenio esa sabana está convertida hoy en fértiles llanuras agrícolas, y sustento de miles de habitantes de la zona.
Francisco Apolinar Castillo, Ponán, un visionario, un emprendedor, un orgullo de San José de Ocoa.
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