El término amistad se refiere a una relación afectiva entre dos o más personas. es, además, establecer un vínculo con otros individuos, donde prime la confianza, la lealtad, el amor, la sinceridad y el respeto.
Para muchos hablar de amistad es un tema que se debe abordar exclusivamente el mes de febrero, otros albergan la idea errónea de que consiste en compartir con alguien y contarle sus más íntimos secretos. Sin embargo, ser amigo va mucho más allá de un simple contacto con alguien.
A pesar de la pérdida de afectos por la que atraviesa la sociedad actual, aún queda un pequeño remanente en que podemos depositar nuestra confianza, que estarán para nosotros sin importar las vicisitudes de la vida.
La Biblia nos relata la historia de dos amigos que supieron dar mérito a la palabra amistad, ellos son: Jonatan hijo del rey Saúl y el salmista David.
En varias ocasiones el rey Saúl, padre de Jonatan persiguió a David para matarlo, acción que no cumplió gracias a la intervención de su amigo Jonatan, quien le alertaba de cualquier acción que su padre planeara para perjudicarlo.
Su relación sobrepasó toda frontera, el libro sagrado nos dice acerca de ellos en 1 Samuel capítulo 18, versículo 1: «Aconteció que cuando él hubo acabado de hablar con Saúl, el alma de Jonatán quedó ligada con la de David, y lo amó Jonatán como a sí mismo».
Amar como así mismo significa que todas las cosas que deseamos para nosotros, las desearemos para aquellos a quienes amamos. Otro versículo bíblico que ilustra esta relación se encuentra en proverbios 17:17 y dice: «En todo tiempo ama el amigo, y es como un hermano en tiempo de angustia».
David estaba pasando por un momento muy difícil de su vida, en el que necesitaba a alguien que le fuera leal para que le supliera de alimentos y agua sin que lo delatara. Jonatan estaba en una encrucijada ya que, se trataba de elegir entre apoyar a su padre o guardar la vida de su amigo.
De modo que, decidió cuidar de David.
Estos dos amigos eran personas común y corriente con fortalezas y debilidades, por lo que cada uno de nosotros podemos darnos la oportunidad de ser verdaderamente amigo, no importando las dificultades que tengamos que enfrentar ni los sacrificios. En este sentido, la amistad no debe ser una relación febrerista, ni basada en intereses particulares, sino que pueda mantenerse pese a las adversidades de la vida, que se mantenga con el tiempo aun cuando los demás apuesten a su fracaso, dando así ejemplo de ser una amistad contra todo pronóstico.
Dios nos hace una advertencia acerca de ser amigos en Proverbios 18:24 donde dice: «El hombre que tiene amigos ha de mostrarse amigo; y amigo hay más unido que un hermano».
La próxima vez que digamos es mi amigo@ o soy su amigo@, pensemos en las cualidades que debe tener una persona para ser considerado amigo. La meta de cada uno de nosotros debe ser que nuestra relación sea aprobada por Dios, así como la de Jonatan y David.
Para lograr mantener una relación de amigos, se hace necesario que ambas partes quieran serlo y estén comprometidos a vencer las tormentas de la vida, a soportar los vientos huracanados y pese al fuerte oleaje mantera a flote la barca que los conduce hacia senderos seguros y al final juntos poder gritar a viva voz ¡un migo es como un hermano en tiempo de angustia!
La amistad, si verdaderamente lo es, se crece en las adversidades
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