Después de tres meses de distanciamiento físico, toque de queda, miedo, estrés, ansiedad, desesperación y confusión, el primer mandatario anuncia a la población que no pedirá más estado de emergencia, dicho de otro modo, no más quédate en casa.
Como era de esperarse, la gente ha tomado este “salgan” en todo el sentido de la palabra. Las calles se han abarrotado de gentes, los centros de expendios de bebidas alcohólicas se llenan a más de su capacidad, pareciera que estábamos encarcelados y alguien llegó y nos abrió las puertas, dejándonos en libertad, o que anunciaron que el virus desapareció, que ya no hay por qué temer.
La gente no entiende que nada ha cambiado, que la situación del país con relación a la pandemia es cada vez más crítica, con cifras alarmantes de nuevos casos cada día.
Ojalá los dominicanos podamos entender que se le ha dado luz verde a la muerte, que nos han soltado a nuestra suerte, al estilo «sálvese quien pueda». ¿Cómo es posible que siendo conscientes de que los casos van cada día en aumento, los individuos salgan en masas a las calles, sin saber quién está contagiado y quien no? Es penoso que se ponga en peligro la vida de nuestros seres queridos que están en la casa, en especial los niños y los ancianos que son los más vulnerables por complacer a personas que luego no nos conocen, participando en actividades multitudinarias.
Una vez más queda demostrada la ignorancia de la gente. No nos damos cuenta de que toda esta desconsideración a la salud, esta actitud de desamor a la vida de los demás, es simplemente porque en este país los intereses particulares están por encima de todo y de todos, incluso de la vida. Pese a que es sabido que en tiempo de política somos como el «pavo en navidad»; las caravanas fueron más concurridas que nunca, (de ambos partidos).
La búsqueda del voto no se hizo esperar, gentes por doquier, ya se puede recibir visitas…es increíble como pensamos. Esta actitud y forma de pensar es difícil de entender, pero hipotéticamente voy a decir que piensan que para que se pueda ejercer el derecho al voto, que no estoy en contra porque es un deber ciudadano; el gobierno «amarró el virus».
Medios locales y nacionales han denunciado la gran acumulación de personas en las afuera de los recintos electorales, algo que yo misma también pude constatar.
Hoy el proceso ha pasado, las autoridades ya han sido electas, ahora sólo queda una gran inquietud en los ciudadanos responsables sobre el futuro que les espera con relación a la pandemia. Esperemos en Dios todo vuelva a la normalidad, pero que, sobre todo, nos ayude a crear conciencia, a pensar más en nosotros y en nuestros familiares antes de salir a las calles a exponerlos.
Vuelvo a recalcar, hay que ser prudentes y educados a pesar de que no es el objetivo de nuestros gobernantes.
Termino este escrito con esta frase de Karl Popper «La verdadera ignorancia no es la ausencia de conocimientos, sino el hecho de rehusarse a adquirirlos».
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