Sin lugar a dudas el año escolar 2019-2020 quedará plasmado en la mente de toda la comunidad educativa como uno de los años más difíciles de la historia, debido a la declaración pública en el mes de marzo de la existencia de Coronavirus o COVID-19, una terrible pandemia que azota a todo el mundo, poniendo en peligro la salud, la vida y la economía de los países. Su declaración obligó a que se abandonen las aulas de clases como una forma de garantizar la salud de todos los que en ellas hacen vida.
Pero, ¿Qué pasaría entonces con el proceso enseñanza-aprendizaje?, ¿se irían los niños a sus casas dejando de lado su derecho a aprender?
Para ese tiempo se había impartido un estimado de un 70% de los indicadores de logro, de manera presencial. Los docentes que una vez más reconozco que son ¡héroes anónimos en este tiempo!, decidieron continuar enseñando de manera virtual, proceso este que no hubiese tenido éxito si no se contara con el apoyo de los padres, si, los padres, ellos han jugado un papel estelar para que este proceso se desarrolle eficazmente, por eso, merecen ser reconocidos.
Esos héroes merecen ser aplaudidos por haber llegado hasta el final sin rendirse en el camino, porque sin tener preparación pedagógica asumieron el rol de docentes para apoyar en las tareas que enviaban los profesores para reforzar los aprendizajes, a esos que con paciencia y dedicación tomaron las manos de sus hijos para que hagan sus asignaciones, que se privaron de tomar un refresco para comprar una recarga y entrar al grupo de WhatsApp, revisar correo electrónico, o entrar a la plataforma con la que estaban trabajando sus hijos para buscar las tareas y luego disponerse a apoyarles en la realización de las mismas, o buscar ayuda con algún familiar, vecino o amigo para que les apoye en aquellos contenidos de los cuales no tenían dominio. Y qué de esos padres iletrados, pero sí responsables que también hicieron hasta lo imposible para que sus niños respondieran a los trabajos asignados, cultivando así el valor de la responsabilidad.
Cómo no reconocerles, desde mi escritorio brindo por ellos, esos que con seriedad hicieron el trabajo, se hicieron cómplices de los docentes para garantizar el seguro cierre del año escolar y sobre todo, los aprendizajes de sus hijos, agotando en la medida de lo posible, ese 30% de los indicadores de forma virtual y reforzando el 70% trabajado de manera presencial.
Esos que se desprendieron de sus celulares y los cedieron a sus hijos para que realizaran las tareas.
Aplaudo también a los padres que, sin tener acceso a la tecnología, hicieron su mayor esfuerzo para que sus niños trabajaran los cuadernillos facilitados por el Ministerio de Educación, a través de los directores y docentes.
Esos que hicieron de sus casas aulas improvisadas, asumiendo además el rol de estudiantes al tener que investigar, indagar y aprender para poder ayudar a sus vástagos en las asignaciones; reconociendo así la ardua labor de los docentes en las aulas y además, la responsabilidad, entrega y dedicación que demanda enseñar.
Una vez más queda claro que de ninguna manera la familia puede desvincularse del aprendizaje de los alumnos; que es importante contar con su apoyo (no para enseñarles, sino apoyándoles en las tareas), el proceso es más llevadero. Ha quedado demostrado que sí se puede, que con un poco más de esfuerzo de parte de todos los actores del proceso educativo, se pueden lograr grandes metas.
Hoy las clases virtuales han terminado para la mayoría de los educandos y las familias siguen demostrando su dedicación y entrega para garantizar que sus hijos tomen las pruebas o evaluaciones enviadas por los docentes, que si bien es cierto que, con un currículo por competencias, estas no determinan la promoción o no del alumno, brinda al docente una panorámica de lo asimilado en cada asignatura, a fin de implementar las estrategias pertinentes para seguirles apoyando y ver cuáles son aquellos que requieren ir a recuperación pedagógica de manera virtual.
El reconocimiento hoy es para ustedes padres, madres y/o tutores, ustedes también son héroes y lo han demostrado en este tiempo de confinamiento, hoy que las aulas a las que estábamos acostumbrados han sido cerradas, han dispuesto de sus espacios para transformarlos en salones de clases, brindo por ustedes, por su apoyo a los maestros, en fin, porque también son héroes anónimos en cuarentena.
Como dice un gran amigo, «Así se crece».
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