San José de Ocoa es cuna de muchos acontecimientos históricos, en el político, en el económico, en lo literario para no decir cultural; en lo deportivo no lo es menos.
Mi padre Ponán Castillo, me cuenta de un viaje a Puerto Rico, donde vivió su primera experiencia como ser reencarnado, fue precisamente acompañando un equipo de beisbol en el que recuerda ver jugar a Güicho Subero.
Yo viví los tiempos de gloria del atletismo ocoeño en las piernas de Bienvo Bere, del baloncesto de los clubes, del ajedrez de William Santana y el karate de Tilito y Felo.
Las siguientes generaciones han seguido la mística de nuestros deportistas de antaño, sin embargo muy pocos sabemos, o recordamos, o reconocemos o apreciamos, el valor patrimonial de la Liga Boboliana, y el sentido de pertenencia que debíamos poseer sobre ese patrimonio, con el consecuente deber de su preservación.
Ustedes no van a hacer nada – le decía Renan Pujols a sus hermanos Estuardo y Edgar. Se refería a la iniciativa de un grupo de jóvenes ocoeños de crear una liga de softball, como forma de ejercitarse y fraternizar durante el aislamiento forzado que le imponía la coyuntura histórica.
El estudiante universitario Gerineldo Castillo, venia ese día rumbo a su querido Ocoa, acompañado de su primo Franklin Guerrero y su amigo Pepe, quienes pasarían el fin de semana en la tierra más bella y más fértil de la isla, según el postrero almirante Dixon Porter. En la recta de Galeón escucharon la nefasta noticia: La guerra había estallado. Abril de 1965.
Una gran cantidad de jóvenes universitarios ocoeños, debieron regresar a sus hogares hasta que se lograra la normalidad. La espera se prolongó y la idea de crear una liga de softball creció.
Se funda en el mes de agosto de ese mismo año 1965, sin uniformes, muchos jugando con zapatos y otros con tenis, y a pesar de la guerra, se utilizaban los pertrechos deportivos de la policía nacional, que entonces tenía su equipo de softball y con gusto los prestaba. (Ojala algún comandante se anime a dar ese paso de vínculo social).
El terreno de juego, era el famoso play de La Caoba, sito en lo que hoy es la Escuela Nueva Santa Báez.
Los fundadores fueron: Edgar Pujols, Estuardo Pujols, Vinicio Subero, Gerineldo Castillo, Francis Subero, Robertico Arias, Jorge Subero Isa, Estuardo Arias, Lolito Soto, Juan Sajiun, Huáscar Báez, Danilo Melo, Miguelin Pimentel (El Blanco), Miguelin González (El Prieto), Huáscar Pimentel, Fen Isa, todos ocoeños, más Franklin Guerrero, banilejo y Pepe, del que solo logro el dato de que era hijo del administrador de Cartonera Hernández en esa época.
Distintas fuentes han sido consultadas sobre este acontecimiento histórico deportivo de El Maniel, entre ellas Raude Pujols y tres miembros fundadores de la Boboliana, los hermanos Edgar y Estuardo Pujols así como a Gerineldo Castillo. (Gerineldo, además, junto a Raude Pujols, fundó La Asociacion de Ocoeños Ausentes USA.)
Gerineldo nos cuenta que a Huáscar Pimentel le apodaban Bobolo, sobre ese particular nos dice Edgar Pujols que “Huáscar tenía un compañero de trabajo de la comunidad de Haina, a quien apodaban Bobolo, con lo que Huáscar se mofaba por las características de malo de su compañero, esto unido al hecho de que las ligas de entonces llevaban nombres con terminaciones similares (Quisqueyana, Dominicana), originó el nombre de la Boboliana.
La guerra de 1965, parió una institución deportiva que permanece 55 años después, gracias al esfuerzo de muchos ocoeños. Su primer presidente fue Edgar Pujols, y el más reciente Manuel William Guerrero, quien recientemente se adelantara en su partida de este mundo terrenal. Su figura más emblemática sin embargo, es Renan Pujols, que a pesar de no ser del grupo de fundadores veló por la Boboliana, como de un hijo carnal.
Al regresar a la universidad, la mayoría de estos gloriosos jóvenes continuó el esfuerzo de la liga, y en una reunión en casa de Tania Pujols en Santo Domingo, decidieron iniciar un torneo en los terrenos de la universidad, de donde pasaron al colegio La Salle, de ahí al Centro Olímpico Juan Pablo Duarte, un breve tiempo en Villa Mella y por ultimo al play de la Toshiba en el sector Los Prados, donde ya cursa su cuadragésimo segundo aniversario.
Este artículo no persigue hacer la historia de la Liga Boboliana, sería una afrenta, y resiste ser revisado y enriquecido, tiene como único objetivo reconocer y dar a conocer como ocoeño, este patrimonio deportivo nacional que ha brillado por 55 años en la ciudad de Santo Domingo, al que acompaña uno de los hechos históricos más importante de nuestra historia reciente, el golpe de estado de 1963.
Autor: Harris Castillo
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