La voluntad popular en el proceso democrático de elegir mediante el sufragio a un candidato, se define como el poder individual que posee cada ciudadano que sin intromisión va y sufraga por el candidato de su gusto.
En las dos últimas décadas, cada vez que transcurre un proceso electoral dos palabras se ponen de moda e inundan los discursos de los candidatos. La voluntad popular es víctima de maquinaciones, injerencias extrañas, alteraciones y demás artimañas que todo buen dominicano conoce.
Pero ¿Cuál es el fundamento de la voluntad popular en nuestro país? ¿Cuál es su costo? Y es justo aquí, buscando respuestas para estas preguntas donde inicia el problema, acorde con la definición dada anteriormente la voluntad popular aquí no posee sentido alguno, es como decir: «me gane la lotería» sin haberla jugado, es como decir que la energía eléctrica es 24 horas en todo el país, en fin, afirmar que existe voluntad popular en este país, es algo tan utópico que ni el país de Danilo en su discurso presidencial se lo creería.
Ahora bien, aquí llega lo degradante. La voluntad popular cuesta en República Dominicana, la tierra de Duarte y la Virgen de la Altagracia, desde 30 a 8,000 pesos dominicanos, tal vez dos cigarros o un celular, o mejor un pica pollo pero ¿Es esto voluntad popular? ¿Es esto un proceso lleno de democracia? ¿Es esto interés colectivo? No.
No lo es, sigue siendo esa lotería que fue ganada sin haber comprado el ticket. Preocupa aún más la situación de los políticos dominicanos, quienes se llenan de alegría anunciando que su voluntad popular los hizo candidatos, sabiendo que esa voluntad estuvo empañada de compra y venta de almas, alquileres de dignidad y retención de cuerpos en un desarrollo falso.
Todo esto se da aquí, en Quisqueya, el país colocado en el mismo trayecto del sol, en un inverosímil archipiélago de azúcar y en vez de alcohol, dolor. Si, dolor por esas almas compradas, por la dignidad rentada y los cuerpos retenidos. Ojalá que la voluntad popular tome razón de ser en los próximos comicios, está en tus manos, haz tu parte.
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