Es un hecho innegable que, debido a la pandemia, productos secundarios o especializados de repente se han convertido en artículos vitales o de primera necesidad, tal es el caso de las mascarillas, guantes, alcoholes y desinfectantes. Los dos primeros se están obligando en muchos espacios, países y territorios. Son necesarios pero, por razones que pretendemos abordar aquí, representan un arma de doble filo.
Al principio no se recomendaba el uso de mascarilla en personas sanas, ahora el estado de cosas ha impuesto la necesidad. Al igual que los guantes, puede dar una falsa sensación de seguridad, la creencia de un escudo cuasi divino.
Debido a la gran demanda, los elementos mencionados tienen un serio problema de disponibilidad, costo y calidad. Lo mas efectivo se está reservando para personal sanitario y agencias gubernamentales. Los precios se han disparado, en parte cosa de especulación. El costo de la alta gama tiene un precio prohibitivo para la mayoría, al menos según se ve en sitios de venta en línea. El asunto se agrava al saberse que la mayoría de esto es desechable o de un solo uso. Muy difícil que gobierno alguno asuma tal carga a gran escala de forma sostenida, quizás uno que otros país. Sabido eso, el ingenio está creando productos caseros y el mercado europeo fabrica artículos reutilizables.
Se recomienda el uso de guantes médicos o quirúrgicos desechables de nitrilo porque los de látex y vinilo tienden a dar alergias. Verificar que no contengan polvo porque, aunque son mas difíciles de colocar, no son alérgenos. Cualquier otro tipo, tal es el caso de la tela, no es seguro o apropiado para el caso. Existen productos reutilizables pero su uso está mas pensado para las industrias química, gastronómica y limpieza.
Las mejores mascarillas son las tipos N95 (americanas) y FFP 1, 2 y 3 (europeas). Se caracterizan por tener sistema de filtrado y, en algunos casos, válvula de exhalación que reduce la humedad y, por ende, traduce en menor resistencia al respirar y mayor comodidad. El uso de estas es propio de la industria química y, a nivel sanitario, para tratar situaciones infectocontagiosas. Ahora mismo son diamantes en bruto o muela de garza. El precio no está al alcance de la mayoría. Mucho cuidado si aparece alguna barata, muy posible se trate de una versión pirata.
Las mascarillas mas sencillas son las tipo higiénicas o de barrera y las quirúrgicas. Las primeras ofrecen un menor nivel de protección, y sirven, sobre todo, para reducir la posible emisión de virus por parte del portador. Las quirúrgicas son esas que siempre hemos visto en el día a día de los servicios sanitarios.
La mayoría de mascarillas, sencillas o de alta calidad, es desechable. Existen unas higiénicas reutilizables que circulan en Europa y países que puedan obtenerlas. Recientemente un candidato presidencial habló de elaboración de ese tipo, no sabemos si se trata de una adquisición o, realmente, hechura del patio. Se reutilizan porque pueden ser lavadas a máquina, con detergente o solución de lejía 1:50 y agua tibia.
Las tipo desechables o mayoría no debe someterse a lavado para reutilización porque pierden propiedades, capas y capacidad de filtrado. Las de alta calidad pueden lavarse, el problema es que eso afecta el filtro. Dado el momento de escasez y para no dañar el sistema de filtrado, la Food and Drug Administration (FDA) de los Estados Unidos está recomendando la re-esterilización calentando en horno (70° C durante 30 minutos) o microondas (65ºC durante 30 minutos). La fabricante 3M no respalda esos métodos.
Las higiénicas y/o quirúrgicas son las que están masivamente en la calle. Se recomienda las que poseen al menos 3 capas de protección. Las mascarillas caseras evitan que enfermos contagien a sanos y eso ocurre porque atrapan las gotículas eyectadas. El problema con ellas es que no necesariamente evitan lo que viene del exterior, contenido contaminado que puede ser absorvido. La tela quirúrgica y la confección a varias capas es lo que, quizás, ofrece mayor resistencia. Como ventaja principal de lo made in house tenemos la posibilidad de lavado. Es la elección de muchos que no pueden comprar consecutivamente y, ciertamente, mas de uno siquiera una sola vez. Un estudio publicado en la revista científica ACS Nano de la Sociedad Química Americana halló que las mascarillas caseras que usan una combinación de algodón de tejido apretado y chifón de poliéster-spandex o seda proveen un filtro muy eficaz para las partículas de aerosol que propagan la COVID-19. Una capa de algodón 100% y dos capas de chifón (una tela reticular que a menudo se encuentra en los vestidos de noche) o seda filtrarán del 80 al 99% de las partículas —parecido a la eficacia del material de las mascarillas N95— debido a la barrera electrostática de la tela. Pero esta es la cuestión: la mascarilla debe quedar bien ajustada. Incluso un espacio del 1% reduce la filtración de todas las mascarillas en un 50% o más.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de los Estados Unidos han dado el visto bueno al uso de mascarillas de tela no médicas. Todo el que compra un artículo de patio debe someterlo a un proceso de desinfección «profunda», algo mas que simplemente rociar alcohol.
Guantes y mascarillas representan armas de doble filo porque, si no se usan o manipulan de forma correcta, puede salir mas cara la sal que el chivo. Con los guantes tocamos lo mismo que con las manos pero, al menos, nos recuerdan evitar saludos y hurgar en la cara. Se recomienda lavado de manos antes y después de su uso. Es necesario conocer la forma correcta de quitarlos, sobre todo si no hay método de lavado disponible al momento. Debe hacerse de forma que el exterior o parte expuesta no toque las manos, ropa, cualquier área o superficie a ser utilizada.
Una mascarilla jamás debe tocarse en el centro, en sus caras interna y externa. La maniobra de colocarse y quitarse este protector debe hacerse por los extremos o cuerdas de sujeción a las orejas. Hay que evitar entrar en contacto con otras partes de la cara o la cabeza.
Muchas personas piensan y dicen que es mejor algo que nada. Una mascarilla o guante mal utilizado es una bomba de tiempo, pudiendo ser mas peligroso que andar al descubierto. Algunos portadores se mantienen tocando la máscara para ajustarla, bajarla para hablar y una serie de tips que no son aconsejables. El protector debe cubrir boca y nariz y estar lo mas ceñido posible.
El uso debe hacerse siempre sin restar las otras medidas preventivas: distanciamiento físico, higiene corporal y de las cosas, especialmente el lavado de las manos con agua y jabón, y acatar los mandatos sanitarios y gubernamentales (cuarentena, toque de queda, otros).
Comer con los guantes puestos o las manos sin lavar no es cosa de ignorantes, es asunto de suicidas a propósito o no. Los celulares, llaves y objetos tocados deben desinfectarse al llegar a casa.
Todo el que anda entregando ayudas debe considerar la posibilidad de orientar para que lo recibido sea desinfectado. Nadie asegura que la cadena de suministro y manejo esté totalmente libre de contaminación. Eso es así porque la protección vista en el repartidor puede dar una falsa sensación de seguridad en el beneficiario. Es bueno que, al entregar materiales protectores, se acompañe de educación en uso. Hemos visto imágenes donde repartidores colocan las mascarillas a pesonas y cometen el error involuntario de tocar sus superficies interna y/o externa.
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