Por: Dariberto Guerra
La evolución de las sociedades, entre descubrimientos del hombre, creaciones, y su inmensa necesidad de satisfacer su ego, riquezas, placeres, reconocimientos y conocimientos nos han regalado una sociedad con mayores niveles de comodidad y automatización.
En la cual tenemos acceso desde nuestros hogares a comunicarnos con el resto del mundo, logrando así, obtener los conocimientos sobre un tema particular, medios de información, pagos de servicios y estar comunicados las 24 horas del día los 7 días de la semana.
Con ello las sociedades han sufrido un cambio drástico en el cómo se hacen las cosas; sin embargo, esa misma conexión ha sido parte del problema de cómo las personas nos hemos ido alejando unas de otras, de cómo la sensibilidad del ser humano ha ido descendiendo y como nos hemos adaptado a que se pierda la empatía entre unos y otros, siendo la familia la más afectada porque el tiempo no es tan largo como para poder estar tan cerca como lo necesitamos y la proximidad que nos genera la tecnología con lo que necesitamos, nos aleja lo que ya hemos tenido cerca (la familia).
Producto del COVID19 el mundo se ha visto en la necesidad de que nos aislemos, de que volvamos al principio del todo; la familia, que permanezcamos en nuestros hogares, en ocasiones haciendo lo mismo que hacemos en nuestra vida cotidiana. Algunos continúan ejerciendo sus estudios y labores desde sus hogares, y hoy en día es tan necesario estar conectado que da la impresión que la Internet se ha convertido en una necesidad humana comprendida y asumida por sus más fieles detractores.
Paradójicamente el COVID19 y la tecnología nos han dado lo que tanto hemos practicado en esta era moderna y digital. Nos han alejado de nuestros seres queridos, han cambiado el abrazo por una video llamada o un emoticón, las aulas repletas de estudiantes por una clase virtual, y hasta el simple hecho de darse la mano ha sido prohibido, cual película de terror nos hemos visto en la obligación de vernos desde lejos y entender la importancia de estar cerca.
Cualquier actividad que hacíamos ha tenido que adaptarse y cambiar para poder ser llevada a cabo. La mayoría de las empresas e instituciones se han visto en la obligación de cerrar sus puertas enviando a su personal a casa, algunos incluso a laborar desde ahí; programas de radio y televisión se realizan desde los hogares de sus productores, las entrevistas se hacen de manera virtual, y hemos realizado lo que la humanidad siempre ha hecho, adaptarse al cambio. Esa, una de las cualidades que por décadas se le ha pedido al individuo hoy se ha puesto de manifiesto, porque realmente es la clave para avanzar en el tiempo, cuando sobra o hace falta, cuando se cierran o abren puertas es lo más sabio que podemos hacer si queremos seguir en la lucha por lograr un objetivo cualquiera, adaptarse al cambio.
Lo cierto es que hemos tenido la oportunidad de darle el mejor de los usos a la tecnología que tenemos acceso con el fin de ocuparnos, de poder mantenernos en contacto y ser productivos mientras estamos en casa.
El mundo se ha acuartelado y lo que parecieran unas vacaciones soñadas con el típico NO quiero levantarme e ir a la escuela o al trabajo, el mandato es que te quedes en casa, y de este modo ayudes por primera vez en tu vida, sin tener que hacer nada; con el simple hecho de seguir estos pasos estarás haciendo mucho, pues sucede que nadie quiere estar en casa, quince días son mucho para estar encerrados en nuestros hogares usando el celular, accediendo a las aplicaciones y páginas que nos permiten ver películas cuando estamos aburridos de usar el celular o ver programas de noticias, y es de este modo como nos damos cuenta que nada es perfecto, que siempre estaremos inconformes con lo que hemos logrado o lo que la vida nos ha puesto en el camino, y que de nosotros depende sacarle provecho al tiempo (mucho o poco) que tenemos.
Este es el mejor momento para tratar de aprender algo, para compartir y ayudar, para disfrutar en la casa junto a nuestros seres queridos el tiempo que le dedicamos a empleos, Redes Sociales, y cualquier otra actividad que no nos permitían gozar la dicha de estar junto a nuestra pareja, nuestros hijos, nuestros padres y nuestros hermanos por la prisa o por la falta del tiempo.
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