Corre un nuevo año y, con ello, el anhelo de los mejores parabienes. Independientemente de la esperanza, las salutaciones y buenos deseos, se vaticina será un año negativo para las economías mundiales y los mercados financieros, por no decir “una verdadera catástrofe”.
La guerra Rusia-Ucrania y la posible apertura de otros frentes bélicos, la crisis en la cadena de suministros, los efectos socioeconómicos COVID a mediano y largo plazo, la inflación y consecuente subida de tasas de interés, la recesión declarada en Europa y técnica en Estados Unidos…La lista de factores es extensa y no entraremos en detalles porque no es el objetivo del presente escrito.
Nadie tiene una bola de cristal para saber exactamente lo que viene pero se presume un colapso en las bolsas y mercados que hará historia. Algunos hablan, incluso, de niveles iguales o peores a La Gran Depresión de 1929.
No todo es malo, en las grandes crisis hay grandes oportunidades. Esa es una verdad que toma valor solo en aquellas personas inclinadas a las soluciones y no detenerse a ver el tamaño de los problemas.
La historia respalda que las debacles económicas no duran para siempre y la naturaleza de los mercados es el dueto “subir-bajar”. De hecho, cuando viene la recuperación, el florecimiento es increíble y sostenido por muchos años. El estallido de las burbujas lleva los precios a los lugares “correctos”, el mercado se oxigena liberándose de malos actores y políticas incorrectas. En fín, se establece un equilibrio en las balanzas globales. Es por ello que se habla del famoso “reseteo económico mundial”.
Corresponde al lector identificar su oportunidad para sacar ventaja en la crisis y ponerse un paso adelante. Los ricos mas aventajados suelen incrementar capitales en medios turbulentos. Muchas potencias mundiales surgieron o marcaron distancia en tiempos desastrosos.
“Oportunistas” vendieron mascarillas y soluciones de limpieza cuando surgió la pandemia. “Locos futuristas” compraron Bitcoin por centavos cuando el mundo sentía los embates de la Crisis Inmobiliaria, dicha criptomoneda cuesta 23,000 USD al momento de esta redacción. “Atrevidos” compraron terrenos por miles en zonas alejadas porque saben que las ciudades necesitan expandirse, la cotización actual es de millones.
El famoso inversor Michael Burry ahora está invirtiendo en cárceles y centros de salud mental. Los inquietos encuentran la manera de ganar porque la gente siempre morirá, comerá, vestirá, buscará atención de salud, techo o cobijo, formas de esparcimiento. Los derrotados culpan a situaciones, ricos y gobernantes de sus desgracias.
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